25 de febrero de 2010

no hay comienzo

Son los suspiros los que se me escapan… así sin nada en especial, miles de suspiros a la  vez… no puedo retenerlos… solo se van, como todo lo demás… pondré una tranca a mi puerta, are desaparecer la llave, ni mis suspiros, ni nada de lo poco que me queda se irá… nada se irá… nada.

Mi querido arlequín: sábado por la madruga… andando en bicicleta por las calles en un camino sin dirección, levanto las manos, ya no es cálido el viento, ya no lo es, se siente helado, mis manos se sienten frías… una vez más frías, extrañaba esa sensación… suelto el volate… lentamente cierro los ojos, lentamente pongo mi columna derecha, sin pedalear mas, me lleva el impulso que tome doblando aquella curva ciega, en dirección contraria al tránsito, sin mirar a mis costados en busca de un auto sin aviso previo, no se escuchan nada por las calles… solo el sonido del viento y la canción de Manuel García en mis oídos… siento el frio viento en mi cara, estiro a la vez mis manos a los costados, siento al viento pasar entre mis dedos, siento como de apoco se me van enfriando, desde la punta de las yemas hasta la palma… cinco centímetros por segundo son los que logro recorrer sin tener a sujetado el manubrio, los mismos segundo que recorre un pétalos en primavera al lanzarse sin previo aviso… cinco centímetro exactamente en donde se me quita el miedo de caer o seguir… abro los ojos rápidamente… vuelve a mi el temor de chocar. O perderme en mi letargo… ya es tarde… que tan tarde puede ser… que tan tarde… si es muy tarde que mas puedo decir, palabras, solo palabras que mas puedo demostrar, solo cerrare los ojos cuando deje el volante mientras voy andando, no los abriré y no solo el viento estará frio en los cinco segundo  quizá mi cuerpo y su recuerdo también…

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